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domingo, 12 de marzo de 2017
martes, 7 de marzo de 2017
Juan Pérez Floristán
Juan Pérez Floristán es un pianista español nacido en Sevilla en 1993. Hijo de músicos, su padre es el director de orquesta Juan Luis Pérez García y su madre la pianista y profesora María Floristán, tomó las primeras lecciones en el ámbito familiar de la mano de su madre, posteriormente inició estudios reglados en el conservatorio de los Bermejales en Sevilla, trasladándose a Madrid para continuar su formación en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, realizando estudios de perfeccionamiento en la Hochschule für Musik "Hanns Eisler" de Berlín, ciudad donde residía en 2015. A lo largo de su formación musical ha recibido clases y consejos de grandes intérpretes, entre otros Ana Guijarro, Galina Eguiazarova, Daniel Barenboim, Elisabeth Leonskaja, Eldar Nebolsin y Javier Perianes. Realizó su primer recital en solitario a los 12 años en el conservatorio Francisco Guerrero de Sevilla, posteriormente ha actuado en numerosas ocasiones, destacando tres conciertos junto a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla en el Teatro de la Maestranza de Sevilla y el concierto celebrado en 2009 en el Teatro Monumental de Madrid, en el que interpretó el concierto para piano y orquesta nº 2 de Shostakovich, junto a la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española.
Ha sido el ganador del concurso de piano de la ciudad de El Ejido, el Marisa Montiel de Linares y en 2015 del prestigioso concurso Paloma O'Shea celebrado en Santander, del que ha sido el segundo ganador español desde que se inició este certamen a principios de los años 70.
Pese a su juventud, Juan Pérez ha hecho ya mucha música de cámara y ha tocado con orquestas importantes (las Sinfónicas de Sevilla, Málaga, RTVE y Malmoe, entre las principales). "A la cuarta planta de la Escuela Reina Sofía, donde están las cabinas de estudio de los pianistas, la llamamos la planta de los autistas. Siempre solos. Los pianistas tenemos un repertorio inmenso, pero no desarrollamos la vida social de otros músicos. La forma de compartir es a través de la música de cámara. Me encanta. He hecho sobre todo tríos, pero también cuartetos, quintetos, dúos, y he tenido la inmensa suerte de acompañar a cantantes. El mundo del lied me apasiona y Schubert me llega al corazón como posiblemente ningún otro músico. Y cuando toco con orquesta trato de hacer como si fuera un concierto de cámara grande. Si uno va de divo, para que la orquesta simplemente te siga, se pierde esa relación, ese contacto con los otros músicos que te permite la cámara y que es vital para mí".
Su interés llega también a la música antigua. "Soy ante todo un músico curioso. Voy a tocar el clave en un 5º de Brandemburgo y me interesan mucho los pianos de época, aunque sólo he tocado uno una vez, no en público. Para mí fue un hallazgo descubrir a músicos como Harnoncourt o Gardiner: son gente que usa herramientas que están a nuestra disposición (tratados, manuscritos, correspondencia...), pero no por un afán de sonar a la antigua, sino para hacer comprensible la música, y para hacerla comprensible tienes que hacerla en el lenguaje en que fue compuesta y a eso te puedes acercar, mediante la ornamentación, la articulación, el fraseo... Hay obras que nos resultan difíciles de entender, y a lo mejor es que las estamos descifrando con un código equivocado. Mozart por ejemplo nos parece difícil, pero quizá es más fácil de lo que pensamos. A lo mejor es que estamos tratando de tocarlo de una forma que no es la suya. En Mozart ser fiel a la partitura es ser infiel a la obra, y en Beethoven, igual. A mí me gusta acercarme a lo que decía el propio Mozart: Tócalo como si lo hubieras compuesto tú. Que la música sea algo natural. El estilo no existe. No hay un estilo Mozart o un estilo Schumann. Cada obra es un mundo: si la partitura es insuficiente, tienes que ir a la tradición. En 1810 o 1820 no lo necesitaban porque estaban inmersos en ella, y lo que estaba escrito en la partitura les bastaba. Doscientos años después, con la partitura no es suficiente, tenemos que aprender la tradición, pero para hacer música de hoy. Cuando toco Beethoven, yo quiero hacer una versión de 2013, no de 1800". Se toma un respiro antes de concluir: "Como músico, ante todo soy curioso. Últimamente casi todo lo que escucho es rock progresivo de los años 70 y electrónica. Música buena y mala hay en todas partes".
Ha sido el ganador del concurso de piano de la ciudad de El Ejido, el Marisa Montiel de Linares y en 2015 del prestigioso concurso Paloma O'Shea celebrado en Santander, del que ha sido el segundo ganador español desde que se inició este certamen a principios de los años 70.
Pese a su juventud, Juan Pérez ha hecho ya mucha música de cámara y ha tocado con orquestas importantes (las Sinfónicas de Sevilla, Málaga, RTVE y Malmoe, entre las principales). "A la cuarta planta de la Escuela Reina Sofía, donde están las cabinas de estudio de los pianistas, la llamamos la planta de los autistas. Siempre solos. Los pianistas tenemos un repertorio inmenso, pero no desarrollamos la vida social de otros músicos. La forma de compartir es a través de la música de cámara. Me encanta. He hecho sobre todo tríos, pero también cuartetos, quintetos, dúos, y he tenido la inmensa suerte de acompañar a cantantes. El mundo del lied me apasiona y Schubert me llega al corazón como posiblemente ningún otro músico. Y cuando toco con orquesta trato de hacer como si fuera un concierto de cámara grande. Si uno va de divo, para que la orquesta simplemente te siga, se pierde esa relación, ese contacto con los otros músicos que te permite la cámara y que es vital para mí".
Su interés llega también a la música antigua. "Soy ante todo un músico curioso. Voy a tocar el clave en un 5º de Brandemburgo y me interesan mucho los pianos de época, aunque sólo he tocado uno una vez, no en público. Para mí fue un hallazgo descubrir a músicos como Harnoncourt o Gardiner: son gente que usa herramientas que están a nuestra disposición (tratados, manuscritos, correspondencia...), pero no por un afán de sonar a la antigua, sino para hacer comprensible la música, y para hacerla comprensible tienes que hacerla en el lenguaje en que fue compuesta y a eso te puedes acercar, mediante la ornamentación, la articulación, el fraseo... Hay obras que nos resultan difíciles de entender, y a lo mejor es que las estamos descifrando con un código equivocado. Mozart por ejemplo nos parece difícil, pero quizá es más fácil de lo que pensamos. A lo mejor es que estamos tratando de tocarlo de una forma que no es la suya. En Mozart ser fiel a la partitura es ser infiel a la obra, y en Beethoven, igual. A mí me gusta acercarme a lo que decía el propio Mozart: Tócalo como si lo hubieras compuesto tú. Que la música sea algo natural. El estilo no existe. No hay un estilo Mozart o un estilo Schumann. Cada obra es un mundo: si la partitura es insuficiente, tienes que ir a la tradición. En 1810 o 1820 no lo necesitaban porque estaban inmersos en ella, y lo que estaba escrito en la partitura les bastaba. Doscientos años después, con la partitura no es suficiente, tenemos que aprender la tradición, pero para hacer música de hoy. Cuando toco Beethoven, yo quiero hacer una versión de 2013, no de 1800". Se toma un respiro antes de concluir: "Como músico, ante todo soy curioso. Últimamente casi todo lo que escucho es rock progresivo de los años 70 y electrónica. Música buena y mala hay en todas partes".
FUENTE: (https://pianistasdelmundo.blogspot.com.ar)
Adolf Loos
Adolf Loos (Brno, Moravia 1870 - Viena 1933) fue un arquitecto austriaco. Cursó estudios en la Escuela Profesional de Reichenberg y en la Politécnica de Dresden. En la ciudad de Chicago trabajó como albañil, entarimador y delineante. Posteriormente realizó obras en diversos países de Europa, tales como Austria, Francia y en Viena comienza a ejercer como arquitecto municipal, trabajando en el Ministerio de Vivienda.
Vida
Nació en 1870 en Brno, Moravia. Tenía sólo once años cuando murió su padre, cantero de profesión. Fue un niño rebelde que fracasó en varios intentos de ingresar a la escuela de arquitectura, accediendo entonces en la Escuela de Arte y Oficios de Reichenberg en Bohemia. Entre 1890 y 1893 asistió a la Escuela Politécnica de Dresde, sin lograr el título de arquitecto. Contrajo sífilis en los burdeles de Viena, a resultas de la cual quedaría estéril y sería repudiado por su madre en 1893. Ese mismo año viajó a Estados Unidos para visitar la Exposición Universal de Chicago, permaneciendo tres años en aquel país (1893-1896), durante los cuales desempeñó diversos trabajos, desde lavaplatos hasta periodista. Su estancia en Estados Unidos y el contacto con la cultura anglosajona le causaron una profunda impresión que a la postre influiría decisivamente en sus criterios estéticos. En 1896 volvió a Viena tras pasar por Londres y París. Establecido en Viena, comienza a trabajar como arquitecto en esta ciudad.
En 1899 revolucionó la arquitectura vienesa con la construcción del Café Museum. En 1908 escribió un famoso artículo denominado Ornamento y delito, en el que proclamaba una evolución estética que prescinde del adorno y el ornato, así establecía:
Como el ornamento ya no está unido orgánicamente a nuestra cultura, tampoco es ya la expresión de ésta.
Al finalizar la I Guerra Mundial, el primer presidente de Checoslovaquia, Tomáš Masaryk, le concedió la nacionalidad checa. Poco después, en 1921, fue nombrado arquitecto jefe del Ayuntamiento de Viena, puesto del que dimitió en 1924, tras lo cual viajó a Francia, donde residió los cinco años siguientes.
En 1918 se le diagnosticó cáncer. En julio de 1902 se casó con Carolina Catherina Obertimpfler (Lina Loos), de quien se divorció en 1905. En 1919 se volvió a casar, esta vez con la cantante y bailarina Elsie Altmann Loos, de la que también se separaría siete años más tarde. Su última mujer fue Claire Beck, de la que acabaría divorciándose en 1932.1
A los cincuenta años protagonizó un escándalo de pedofilia, y a los 62 estaba en la ruina.2
Periodo arquitectónico
Fue el pionero del movimiento moderno que preconizaba la desornamentación y la ruptura con el historicismo, siendo considerado uno de los precursores del racionalismo arquitectónico. A raíz de sus postulados, polemizó con los modernistas, que formaban la denominada Secesión de Viena y que sostenían un punto de vista antagónico de la arquitectura. Estuvo en contacto con las vanguardias artísticas europeas de la época, como Schönberg, Kokoschka y Tristan Tzara. También gustó de escribir artículos de opinión (era muy duro con sus críticas): Ornamento y delito (1910)3 y Arquitectura (1910).
Su arquitectura
Su arquitectura es funcional, y tiene en cuenta las calidades de los nuevos materiales (como deja patente en su "Teoría del revestimiento"). Para Loos, la arquitectura es distinta de las artes aplicadas, es la madre de todas ellas; el resto de las tipologías arquitectónicas deben ser funcionales, y prescindir de ornamentación. Él mismo financió una revista: Das Andere (“lo Otro”), en la que expuso sus ideas.
Introdujo un nuevo concepto en sus obras, el "Raumplan". El concepto del Raumplan consiste en que Loos adjudicaba a cada una de las habitaciones, a cada uno de los espacios, una importancia distinta. Afirmaba que un dormitorio, por ejemplo, no tiene la misma importancia que una sala de estar, que es un espacio de representación. De la importancia de las habitaciones dependía su tamaño o la altura del techo. Loos situó los cuartos a lo largo de un eje imaginario en la casa como si rodaran en una espiral. Cada habitación correspondía a los fines a los que debía servir. Así, la sala de estar, donde tienen lugar las actividades sociales, es un inmenso y precioso espacio. Al contrario, el dormitorio de los niños pertenece a la parte privada de la casa, y por lo tanto no necesita unos techos de tres metros.
Obras más destacadas

La antigua Sastrería Goldman&Salatsch, fue construido entre 1910 y 1911, constituye actualmente la sede de un banco, se encuentra ubicado en la Michaelerplatz, en Viena, situado frente al Hofburg, el palacio de los Habsburgo, con el que establece una lucha visual. Sus tres primeros pisos están recubiertos con mármol – la zona comercial de la sastrería-, y en los siguientes se da una fachada completamente lisa. Es un buen ejemplo de desornamentación.
Entre sus obras, totalmente vanguardistas y tendentes a la eliminación ornamental, se encuentran:
Sastrería Goldman&Salatsch, también conocido como Casa Loos, (Viena, 1910): Edificio situado frente al Hofburg, el Palacio barroco de los Habsburgo, por lo que establece una lucha visual. Este edificio es uno de los exponentes del modernismo. Los tres primeros pisos están recubiertos con mármol – sastrería-, y en los siguientes se da una fachada completamente lisa. Es un buen ejemplo de desornamentación. En el interior del edificio, Loos intenta una flexibilidad en el espacio; tiene desniveles; el contorno y las formas vienen determinados por el espacio –funcionalismo-. En sus obras suele utilizar los espejos como forma de ampliar el espacio. Fue un edificio muy criticado; Loos tuvo que dar una conferencia cuyo título era Mein Haus am Michaelerplatz ("Mi casa en Michaelerplatz"), a la que acudieron dos mil asistentes, explicando su obra porque la sociedad del momento no la aceptaba. Las autoridades municipales pusieron muchos impedimentos a la realización de la fachada.4
Su intervención en el Café Museum de Viena (1899) fue el símbolo de un revolución cultural para la ciudad. En el diseño de esta café, Loos renunció por completo a cualquier tipo de adorno.
Villa Karma en Montreux (Suiza, 1903-1906): Esta villa es un ejemplo excepcional de su "Teoría del Revestimiento", utilizando abundante mármol para revestir suelos y paredes, madera para paredes y techos, así como láminas de cobre para el techo del comedor. El contraste de materiales queda realzado por el diseño de las distintas habitaciones. Desornamentación. Planta cuadrangular con torre en esquina. Posee una logia o galería acristalada.

Casa Steiner en Viena, convertida en un icono de la arquitectura moderna.
Las casas Steiner y en Michaerlerplatz de 1910, ambas en Viena: En la casa Steiner, se da un importante juego geométrico (virtuosismo), con terrazas escalonadas. (Le Corbusier se interesará por las obras de Loos). Completa desornamentación exterior. La cubierta es un cuarto de circunferencia. Asimetría y frecuentes desniveles (en fachada se ven nivel y medio, pero por detrás hay tres). La desnudez de la fachada se cubre con vegetación.
Proyecto Chicago Tribune Column (1922): Fue un proyecto realizado para el concurso que convocó el Chicago Tribune, para conmemorar su setenta y cinco cumpleaños, con la construcción de un rascacielos de unos 145 metros de altura. El diseño realizado por Loos fue un retroceso, ya que se trataba de una columna dórica “habitable” construida con granito negro, liso y pulido. Es un proyecto muy irónico, en este proyecto intenta dar una idea de lo que la arquitectura americana del momento estaba haciendo. Reduccionismo.
Casa Tristan Tzara (1926). Fue diseñada para un escritor francés de origen rumano Tristan Tzara. Presenta fachada de cinco pisos, está dividida en dos partes simétricas, la inferior acabada en piedra, y la superior revocada. Grandes muros con ventanas relativamente pequeñas, le dan una presencia casi cultural. Concepto de Raumplan. Se limita solo al revestimiento de los pilares con planchas atornilladas de madera contrachapada.
Proyecto de Casa para Josephine Baker (1927): Proyecto no realizado de casa en esquina para la cantante y bailarina norteamericana Joséphine Baker, en París, recubierta de tiras de mármol negro y blanco (Teoría del revestimiento). Loos que era una gran aficionado al baile, su segunda era bailarina, había conocido a Baker en 1926, diseñó esta casa como un homenaje a la bailarina.
Casa Moller (Viena, 1927-1928). Fachada aparentemente desordenada. Se da una simetría bilateral. Interior laberíntico. Hay desniveles: escaleras.
Casa Müller (Praga, 1930). No hay orden ni simetría. Influirá mucho en Le Corbusier. Empleo de la cubierta plana y del cromatismo en las cristaleras. En el interior, importancia de los materiales (madera, mármoles, espejos, etc), paramentos lisos, bancos adosados (mobiliario anglosajón).
Temática de sus construcciones
Las obras de Loos contienen tres conceptos arquitectónicos basados en sus estudios y observaciones: 1. Raumplan o Arquitectura de la Planta Espacial: Es la distribución de las habitaciones con diferentes alturas dependiendo de sus funciones. 2. Teoría del Aterrazamiento: Consiste en la posibilidad de acceder desde cada dormitorio a la terraza, como símbolo de libertad personal. 3. Teoría del Revestimiento: Se basa en la utilización de materiales para desligar las funciones espaciales.
Nació en 1870 en Brno, Moravia. Tenía sólo once años cuando murió su padre, cantero de profesión. Fue un niño rebelde que fracasó en varios intentos de ingresar a la escuela de arquitectura, accediendo entonces en la Escuela de Arte y Oficios de Reichenberg en Bohemia. Entre 1890 y 1893 asistió a la Escuela Politécnica de Dresde, sin lograr el título de arquitecto. Contrajo sífilis en los burdeles de Viena, a resultas de la cual quedaría estéril y sería repudiado por su madre en 1893. Ese mismo año viajó a Estados Unidos para visitar la Exposición Universal de Chicago, permaneciendo tres años en aquel país (1893-1896), durante los cuales desempeñó diversos trabajos, desde lavaplatos hasta periodista. Su estancia en Estados Unidos y el contacto con la cultura anglosajona le causaron una profunda impresión que a la postre influiría decisivamente en sus criterios estéticos. En 1896 volvió a Viena tras pasar por Londres y París. Establecido en Viena, comienza a trabajar como arquitecto en esta ciudad.
En 1899 revolucionó la arquitectura vienesa con la construcción del Café Museum. En 1908 escribió un famoso artículo denominado Ornamento y delito, en el que proclamaba una evolución estética que prescinde del adorno y el ornato, así establecía:
Como el ornamento ya no está unido orgánicamente a nuestra cultura, tampoco es ya la expresión de ésta.
Al finalizar la I Guerra Mundial, el primer presidente de Checoslovaquia, Tomáš Masaryk, le concedió la nacionalidad checa. Poco después, en 1921, fue nombrado arquitecto jefe del Ayuntamiento de Viena, puesto del que dimitió en 1924, tras lo cual viajó a Francia, donde residió los cinco años siguientes.
En 1918 se le diagnosticó cáncer. En julio de 1902 se casó con Carolina Catherina Obertimpfler (Lina Loos), de quien se divorció en 1905. En 1919 se volvió a casar, esta vez con la cantante y bailarina Elsie Altmann Loos, de la que también se separaría siete años más tarde. Su última mujer fue Claire Beck, de la que acabaría divorciándose en 1932.1
A los cincuenta años protagonizó un escándalo de pedofilia, y a los 62 estaba en la ruina.2
Periodo arquitectónico
Fue el pionero del movimiento moderno que preconizaba la desornamentación y la ruptura con el historicismo, siendo considerado uno de los precursores del racionalismo arquitectónico. A raíz de sus postulados, polemizó con los modernistas, que formaban la denominada Secesión de Viena y que sostenían un punto de vista antagónico de la arquitectura. Estuvo en contacto con las vanguardias artísticas europeas de la época, como Schönberg, Kokoschka y Tristan Tzara. También gustó de escribir artículos de opinión (era muy duro con sus críticas): Ornamento y delito (1910)3 y Arquitectura (1910).
Su arquitectura
Su arquitectura es funcional, y tiene en cuenta las calidades de los nuevos materiales (como deja patente en su "Teoría del revestimiento"). Para Loos, la arquitectura es distinta de las artes aplicadas, es la madre de todas ellas; el resto de las tipologías arquitectónicas deben ser funcionales, y prescindir de ornamentación. Él mismo financió una revista: Das Andere (“lo Otro”), en la que expuso sus ideas.
Introdujo un nuevo concepto en sus obras, el "Raumplan". El concepto del Raumplan consiste en que Loos adjudicaba a cada una de las habitaciones, a cada uno de los espacios, una importancia distinta. Afirmaba que un dormitorio, por ejemplo, no tiene la misma importancia que una sala de estar, que es un espacio de representación. De la importancia de las habitaciones dependía su tamaño o la altura del techo. Loos situó los cuartos a lo largo de un eje imaginario en la casa como si rodaran en una espiral. Cada habitación correspondía a los fines a los que debía servir. Así, la sala de estar, donde tienen lugar las actividades sociales, es un inmenso y precioso espacio. Al contrario, el dormitorio de los niños pertenece a la parte privada de la casa, y por lo tanto no necesita unos techos de tres metros.
Obras más destacadas

La antigua Sastrería Goldman&Salatsch, fue construido entre 1910 y 1911, constituye actualmente la sede de un banco, se encuentra ubicado en la Michaelerplatz, en Viena, situado frente al Hofburg, el palacio de los Habsburgo, con el que establece una lucha visual. Sus tres primeros pisos están recubiertos con mármol – la zona comercial de la sastrería-, y en los siguientes se da una fachada completamente lisa. Es un buen ejemplo de desornamentación.
Entre sus obras, totalmente vanguardistas y tendentes a la eliminación ornamental, se encuentran:
Sastrería Goldman&Salatsch, también conocido como Casa Loos, (Viena, 1910): Edificio situado frente al Hofburg, el Palacio barroco de los Habsburgo, por lo que establece una lucha visual. Este edificio es uno de los exponentes del modernismo. Los tres primeros pisos están recubiertos con mármol – sastrería-, y en los siguientes se da una fachada completamente lisa. Es un buen ejemplo de desornamentación. En el interior del edificio, Loos intenta una flexibilidad en el espacio; tiene desniveles; el contorno y las formas vienen determinados por el espacio –funcionalismo-. En sus obras suele utilizar los espejos como forma de ampliar el espacio. Fue un edificio muy criticado; Loos tuvo que dar una conferencia cuyo título era Mein Haus am Michaelerplatz ("Mi casa en Michaelerplatz"), a la que acudieron dos mil asistentes, explicando su obra porque la sociedad del momento no la aceptaba. Las autoridades municipales pusieron muchos impedimentos a la realización de la fachada.4
Su intervención en el Café Museum de Viena (1899) fue el símbolo de un revolución cultural para la ciudad. En el diseño de esta café, Loos renunció por completo a cualquier tipo de adorno.
Villa Karma en Montreux (Suiza, 1903-1906): Esta villa es un ejemplo excepcional de su "Teoría del Revestimiento", utilizando abundante mármol para revestir suelos y paredes, madera para paredes y techos, así como láminas de cobre para el techo del comedor. El contraste de materiales queda realzado por el diseño de las distintas habitaciones. Desornamentación. Planta cuadrangular con torre en esquina. Posee una logia o galería acristalada.

Casa Steiner en Viena, convertida en un icono de la arquitectura moderna.
Las casas Steiner y en Michaerlerplatz de 1910, ambas en Viena: En la casa Steiner, se da un importante juego geométrico (virtuosismo), con terrazas escalonadas. (Le Corbusier se interesará por las obras de Loos). Completa desornamentación exterior. La cubierta es un cuarto de circunferencia. Asimetría y frecuentes desniveles (en fachada se ven nivel y medio, pero por detrás hay tres). La desnudez de la fachada se cubre con vegetación.
Proyecto Chicago Tribune Column (1922): Fue un proyecto realizado para el concurso que convocó el Chicago Tribune, para conmemorar su setenta y cinco cumpleaños, con la construcción de un rascacielos de unos 145 metros de altura. El diseño realizado por Loos fue un retroceso, ya que se trataba de una columna dórica “habitable” construida con granito negro, liso y pulido. Es un proyecto muy irónico, en este proyecto intenta dar una idea de lo que la arquitectura americana del momento estaba haciendo. Reduccionismo.
Casa Tristan Tzara (1926). Fue diseñada para un escritor francés de origen rumano Tristan Tzara. Presenta fachada de cinco pisos, está dividida en dos partes simétricas, la inferior acabada en piedra, y la superior revocada. Grandes muros con ventanas relativamente pequeñas, le dan una presencia casi cultural. Concepto de Raumplan. Se limita solo al revestimiento de los pilares con planchas atornilladas de madera contrachapada.
Proyecto de Casa para Josephine Baker (1927): Proyecto no realizado de casa en esquina para la cantante y bailarina norteamericana Joséphine Baker, en París, recubierta de tiras de mármol negro y blanco (Teoría del revestimiento). Loos que era una gran aficionado al baile, su segunda era bailarina, había conocido a Baker en 1926, diseñó esta casa como un homenaje a la bailarina.
Casa Moller (Viena, 1927-1928). Fachada aparentemente desordenada. Se da una simetría bilateral. Interior laberíntico. Hay desniveles: escaleras.
Casa Müller (Praga, 1930). No hay orden ni simetría. Influirá mucho en Le Corbusier. Empleo de la cubierta plana y del cromatismo en las cristaleras. En el interior, importancia de los materiales (madera, mármoles, espejos, etc), paramentos lisos, bancos adosados (mobiliario anglosajón).
Temática de sus construcciones
Las obras de Loos contienen tres conceptos arquitectónicos basados en sus estudios y observaciones: 1. Raumplan o Arquitectura de la Planta Espacial: Es la distribución de las habitaciones con diferentes alturas dependiendo de sus funciones. 2. Teoría del Aterrazamiento: Consiste en la posibilidad de acceder desde cada dormitorio a la terraza, como símbolo de libertad personal. 3. Teoría del Revestimiento: Se basa en la utilización de materiales para desligar las funciones espaciales.
FUENTE: (https://es.wikipedia.org)
lunes, 5 de septiembre de 2016
Joyce DiDonato & Antonio Pappano: 'I Love A Piano', Wigmore Hall
La Mente del Director de Orquesta y las Neuronas Espejo
Cómo se produce la influencia del Director sobre la mente del músico y de la orquesta, más allá de unas simples indicaciones técnicas.
La verdadera comunicación entre director y orquesta se hace en un nivel mucho más allá de la simple visualización de unos movimientos con la batuta. Es en la transmisión de las emociones donde se encuentra “el Secreto" de la afectación personal y de la sugestión a la que el director somete a la orquesta. La transmisión de las emociones entre los seres humanos, incluso también entre animales se produce en un nivel metaconsciente. No hace falta ser director de orquesta para que una persona pueda contagiar a otra una emoción, un sentimiento, un estado anímico, etcétera; y para ello no es necesario marcar compases, ni dar entradas, ni nada parecido a lo que la técnica de dirección clásica nos propone.
El verdadero Director de Orquesta se encuentra en el Plano Emocional, mucho más allá de unas simples señales de conveniencia grafológica que dan “instrucciones” procedimentales al conjunto.
Sería necio pensar que un Director de Orquesta es mejor que otro porque marque los compases en una u otra dirección, o porque dibuje al aire señales más o menos “claras” o “entendibles”.
Si un músico de orquesta es capaz de descrifrar y ejecutar los miles o millones de signos, notas, efectos, etc. que están contenidos en una partitura, mucho más fácil le ha de resultar tocar “piano” cuando ve una letra “p” o “forte” cuando ve una letra “f” sin necesidad de que nadie le diga nada… En este orden de cosas, sería mucho más productivo que el Director le “soplara” al oído también el nombre de las notas, los arcos, las respiraciones, etc.
El músico de orquesta ha llegado a su edad adulta y no necesita de niñeras. Lo que sí precisa es de guías, coach o “Maestros de Vida” que tengan la habilidad de sacar lo mejor de sí mismos, darles confianza, seguridad, vitalidad, vida y emoción a cada una de las acciones musicales que estos realicen.
En este Plano, el Director de Orquesta debe encarnar precisamente esa figura de “Gurú” y de Maestro de Vida, pero esto ha de hacerlo en un plano mucho más profundo, directamente hacia el “Cerebro Límbico” del músico donde la principal moneda de cambio sean las emociones.
El Director utilizará toda su capacidad de comunicación verbal (durante los ensayos” y No Verbal (durante ensayos y conciertos) para provocar en el músico las reacciones emocionales oportunas en cada momento y situación.
Las células espejo de los músicos sabrán interpretar en este lenguaje directorial cuál es el mensaje de forma que cada músico de forma individual, pero también en unión con el resto de integrantes de la orquesta, envíen las instrucciones al cerebro, al corazón, a cada músculo, tendón y célula para que trascienda lo puramente mecánico y se eleve hacia el mundo emocional y espiritual del mundo No Visible.
Muchas de las reacciones de los músicos de la orquesta se producen de forma instintiva, de la misma forma que un tigre corre despavorido de un bosque en llamas. Determinados pasajes musicales requieren del músico este tipo de reacciones instintivas que provocarán un efecto musical rotundamente impresionante. Pretender obviar este componente animal en el ser humano es un gran error, y muchos de los grandes maestros han hecho uso de esta condición humana para transmitir determinadas reacciones musicales en el seno de la orquesta, lo que ha originado efectos definitivamente imponentes.
El cerebro humano tiene tres componentes fundamentales. Hablamos del cerebro pensante o córtex, que es la parte frontal; es la parte más grande, la parte más voluminosa de nuestro cerebro. Posee también el cerebro de los mamíferos, que es el cerebro límbico; y finalmente tiene el cerebro reptiliano que es propiamente el cerebro instintivo. El ser humano por lo tanto, tiene 3 vertientes: una vertiente pensante o intelectual, otra vertiente emocional, y otra vertiente totalmente instintiva. Las creaciones del ser humano están integradas a estos 3 elementos, que bajo mi punto de vista son inseparables. Y en cuanto la música es una creación del ser humano, toda música de cualquier época tiene en mayor o en menor proporción, estos tres elementos: el elemento intelectual, el elemento emocional y el elemento instintivo. Nosotros como directores tenemos que conocer -cuando estamos haciendo una obra- cuáles de sus elementos son intelectuales, cuáles son instintivos y cuáles son emocionales. Podemos decir por lo tanto, que el instinto es una parte del arte; es decir, no hay que hacer nada en especial para que el instinto se manifieste en lo artístico, porque el instinto es una parte sustancial del propio cerebro y del propio ser humano. Por lo tanto habrá mucha música escrita, muchas grandes obras maestras puramente instintivas las cuales vienen y van al propio instinto; mientras que otras van y vienen de la emoción y -en esta línea- algunas hasta son puramente intelectuales. Voy a poner un ejemplo de cada una de ellas.
Si analizamos por ejemplo el canon al rovescio del tercer movimiento de la Serenata número 12, K. 388 de Mozart, ese canon es algo totalmente intelectual. Ahí no hay emoción. De hecho cuando yo trabajo esta obra en la escuela, muchas veces tengo que decir “a partir de aquí cuenta-compases” porque es imposible –aparte de eso- encontrar ningún componente emocional, ni tampoco ningún componente instintivo; es todo intelecto, es simplemente un contrapunto. Este canon es como un gran jeroglífico, es algo netamente intelectual.
Hablemos ahora - por ejemplo - de la Sinfonía VI, “Patética” de Tchaikovski y de cuando él comentaba que en algunas de sus sinfonías -en determinados compases- había dejado una parte de su alma; hablemos de cuando uno escucha determinadas melodías plenamente inspiradas, compuestas de una forma emocional, plenas de rubato o de cuando oyes el adagietto de la Quinta Sinfonía de Mahler, donde el componente emocional es justamente el que aparece en primer término. Todas estas obras tienen momentos emocionales, y estos momentos son los que las hacen auténticas porque las emociones son parte del ser humano.
Pero hay momentos que son puramente instintivos, son reacciones automáticas. Por ejemplo ¿Cómo se calificaría el comienzo de la Quinta Sinfonía de Beethoven? ¿Sería intelectual? ¿Sería emocional? ¡Es instintivo! Porque es como una rabia; es como un desgarramiento; es algo que brota de una manera impetuosa y desbordante. Es el propio instinto de la vida lo que está ahí, ese instinto tan fundamental para el arte.
FUENE: (http://musicum.net/)
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