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miércoles, 20 de agosto de 2014

Poemas de Versos libres



Poemas de Versos Libres de José Martí

Los Versos Libres es un poemario singular dentro de la poética de José Martí, de sus libros es el más hermético y pesimista. Es precisamente en este texto donde más se observa la influencia de poetas simbolistas en Martí, allí encontramos una voz habitada por visiones que el verso quiere traducir. Este es el libro de más juego verbal y proliferación de imágenes y es además la voz de un poeta herido por su condición, quien critica con arrojo a la muerte. Muy distinta es ésta voz a la de Ismaelillo y aún más a la de los Versos Sencillos. De allí, quizás, el que en vida Martí se resistiera a la publicación de este texto.

POLLICE VERSO

Memoria de Presidio

Si, yo también, desnuda la cabeza
de tocado y cabellos, y al tobillo
una cadena burda, heme arrastradoz
entre un montón de sierpes, que revueltas
sobre sus vicios negros, parecían
esos gusanos de pesado vientre
y ojos viscosos, que en hedionda cuba
de pardo lodo lentos se revuelcan.
Y yo pasé, sereno entre los viles,
cual si en mis manos, como en ruego juntas,
las anchas alas púdicas, abriese
una paloma blanca. Y aún me aterro,
de ver con el recuerdo lo que he visto
una vez con mis ojos. Y espantado,
póngome en pie, cual a emprender la fuga!
¡Recuerdos hay que queman la memoria!
¡Zarzal es la memoria; más la mía
es un cesto de llamas! A su lumber
el porvenir de mi nación preveo.
Y lloro. Hay leyes en la mente, leyes
cual las del río, el mar, la piedra, el astro,
ásperas y fatales ese almendro
que con su rama oscura en flor sombrea
mi alta ventana, viene de semilla
de almendro: y ese rico globo de oro
de dulce y perfumoso jugo lleno,
y hasta el pomo ruin la daga hundida,
copa de mago que el capricho torna
en hiel para los míseros, y en férvido
Tokay para el feliz. La vida es grave,
al flojo gladiador clava en la arena.
¡Alza, oh pueblo, el escudo, porque, es grave
cosa esta vida, y cada acción es culpa
que como, aro servil se lleva luego
cerrado al cuello, o premio generoso
que del futuro mal próvido libra!

¿Veis los esclavos? Como cuerpos muertos
atados en racimo, a vuestra espalda
irán vida tras vida, y con las frentes
pálidas y angustiosas, la sombría
carga en vano halaréis, hasta que el viento
de vuestra pena bárbara apiadado,
los átomos postreros evapore!
¡Oh, qué visión tremenda! ¡Oh, qué terrible
procesión de culpables! Como en llano
negro los miro, torvos, anhelosos,
sin fruta el arbolar, secos los píos
bejucos, por comarca funeraria
donde ni el sol da luz, ni el árbol sombra.
Y bogan en silencio, como en magno
océano sin agua, y ala frente
porción del universo, frase unida
a frase colosal, sierva ligada
a un carro de oro, que a los ojos mismos
de los que arrastra en rápida carrera
ocúltase en el áureo polvo, sierva
con escondidas riendas ponderosas
a la incansable Eternidad atada!

Circo la tierra es, como el romano;
y junto a cada cuna una invisible
panoplia al hombre aguarda, donde lucen,
cual daga cruel que hiere al que la blande
los vicios, y cual límpidos escudos
las virtudes: la vida es la ancha arena,
y los hombres esclavos gladiadores.
Mas el pueblo y el rey, callados miran
de grada excelsa, en la desierta sombra.
¡Pero miran! Y a aquel que en la contienda
bajó el escudo, o lo dejó de lado,
o suplicó cobarde, o abrió el pecho
laxo y servil a la enconosa daga
desde el sitial de la implacable piedra,
condenan a morir, pollice verso;
llevan, cual yugo el buey, la cuerda uncida,
y a la zaga, listado el cuerpo flaco
de hondos azotes, el montón de siervos!


¿Veis las carrozas, las ropillas blancas
risueñas y ligeras, el luciente
corcel de crin trenzada y riendas ricas,
y la albarda de plata suntuosa
prendida, y el menudo zapatillo
cárcel a un tiempo de los pies y el alma?
¡pues ved que los extraños os desdeñan
como a raza ruin, menguada y floja!


ISLA FAMOSA


Aquí estoy, solo estoy, despedazado.
ruge el cielo; las nubes se aglomeran,
y aprietan, y ennegrecen, y desgajan.
los vapores del mar la roca ciñen.
sacra angustia y horror mis ojos comen.
¿A qué, Naturaleza embravecida,
a qué la estéril soledad en torno
de quien de ansia de amor rebosa y muere?
¿Dónde, Cristo sin cruz, los ojos pones?
¿Dónde, oh sombra enemiga, dónde el ara
Digna por fin de recibir mi frente?
¿En pro de quién derramaré mi vida?

Rasgóse el velo; por un tajo ameno
de claro azul, como en sus lienzos abre
entre mazos de sombra Díaz famoso,
el hombre triste de la roca mira
en lindo campo tropical, galanes
blancos, y Venus negras, de unas flores
fétidas y fangosas coronados.
danzando van; ¡a cada giro Nuevo
bajo los muelles pies la tierra cede!
y cuando en ancho beso los gastados
labios sin lustre, ya trémulos juntan,
sáltanles de los labios agoreras
aves tintas en hiel, aves de muerte.


LA POESÍA ES SAGRADA


La poesía es sagrada. Nadie
de otro la tome, sino en sí. Ni nadie
como a esclava infeliz que el llanto enjuga
para acudir a su inclemente dueña,
la llame a voluntad: que vendrá entonces
pálida y sin amor, como una esclava.

Con desmayadas manos el cabello
peinará a su señora: en alta torre,
como pieza de gran repostería,
le aprefará las trenzas; o con viles
rizados cubrirá la noble frente
por donde el alma su honradez enseña;
o lo atará mejor, mostrando el cuello,
sin otro adorno, en un discreto nudo.
¡Mas mientras la infeliz peina a la dama,
su triste corazón, cual ave roja
de alas heridas, estará temblando
lejos ¡ay! en el pecho de su amante,
como en invierno un pájaro en su nido!
¡Maldiga Dios a dueños y tiranos
que hacen andar los cuerpos sin ventura
por do no pueden ir los corazones! -



FUENTE: ( http://poesia.about.com/od/poemas/a/Poemas-De-Versos-Libres.htm)

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