Ha sido el ganador del concurso de piano de la ciudad de El Ejido, el Marisa Montiel de Linares y en 2015 del prestigioso concurso Paloma O'Shea celebrado en Santander, del que ha sido el segundo ganador español desde que se inició este certamen a principios de los años 70.
Pese a su juventud, Juan Pérez ha hecho ya mucha música de cámara y ha tocado con orquestas importantes (las Sinfónicas de Sevilla, Málaga, RTVE y Malmoe, entre las principales). "A la cuarta planta de la Escuela Reina Sofía, donde están las cabinas de estudio de los pianistas, la llamamos la planta de los autistas. Siempre solos. Los pianistas tenemos un repertorio inmenso, pero no desarrollamos la vida social de otros músicos. La forma de compartir es a través de la música de cámara. Me encanta. He hecho sobre todo tríos, pero también cuartetos, quintetos, dúos, y he tenido la inmensa suerte de acompañar a cantantes. El mundo del lied me apasiona y Schubert me llega al corazón como posiblemente ningún otro músico. Y cuando toco con orquesta trato de hacer como si fuera un concierto de cámara grande. Si uno va de divo, para que la orquesta simplemente te siga, se pierde esa relación, ese contacto con los otros músicos que te permite la cámara y que es vital para mí".
Su interés llega también a la música antigua. "Soy ante todo un músico curioso. Voy a tocar el clave en un 5º de Brandemburgo y me interesan mucho los pianos de época, aunque sólo he tocado uno una vez, no en público. Para mí fue un hallazgo descubrir a músicos como Harnoncourt o Gardiner: son gente que usa herramientas que están a nuestra disposición (tratados, manuscritos, correspondencia...), pero no por un afán de sonar a la antigua, sino para hacer comprensible la música, y para hacerla comprensible tienes que hacerla en el lenguaje en que fue compuesta y a eso te puedes acercar, mediante la ornamentación, la articulación, el fraseo... Hay obras que nos resultan difíciles de entender, y a lo mejor es que las estamos descifrando con un código equivocado. Mozart por ejemplo nos parece difícil, pero quizá es más fácil de lo que pensamos. A lo mejor es que estamos tratando de tocarlo de una forma que no es la suya. En Mozart ser fiel a la partitura es ser infiel a la obra, y en Beethoven, igual. A mí me gusta acercarme a lo que decía el propio Mozart: Tócalo como si lo hubieras compuesto tú. Que la música sea algo natural. El estilo no existe. No hay un estilo Mozart o un estilo Schumann. Cada obra es un mundo: si la partitura es insuficiente, tienes que ir a la tradición. En 1810 o 1820 no lo necesitaban porque estaban inmersos en ella, y lo que estaba escrito en la partitura les bastaba. Doscientos años después, con la partitura no es suficiente, tenemos que aprender la tradición, pero para hacer música de hoy. Cuando toco Beethoven, yo quiero hacer una versión de 2013, no de 1800". Se toma un respiro antes de concluir: "Como músico, ante todo soy curioso. Últimamente casi todo lo que escucho es rock progresivo de los años 70 y electrónica. Música buena y mala hay en todas partes".
FUENTE: (https://pianistasdelmundo.blogspot.com.ar)
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